sábado, 7 de marzo de 2009

Y, ¿CON LOS CELOS(!)?


Las discusiones entre hermanas y hermanos son un hecho natural, como lo son en toda relación de convivencia. En esas relaciones se mezclan sentimientos amorosos y otros que a veces no parecen tan amorosos (¿hay alguien a quien no le pase?) , pero con el tiempo, si el comportamiento de las personas adultas es el adecuado, las posibles rivalidades (?) desaparecen y dan paso a una mayor unión y amistad. En ese proceso aprendemos a relacionarnos con "iguales" y esto nos facilitará la socialización. Lo logramos, superando entre otras cosas uno de los grandes "problemas" (¿de quién es el problema? ¿de las criaturas?) de la etapa infantil: la "necesidad" de compartir juguetes, objetos, y, por supuesto, el cariño de mamá y papá (¿cuánta "cantidad" de cariño pueden ofrecer mamá y papá?).

Se dice que los "celos" (¿?) infantiles suelen evolucionar favorablemente en un plazo más o menos largo de tiempo. Se atribuyen a un estado emocional característico de la infancia (que en algunas personas se mantiene a lo largo de toda su vida) del que parece casi imposible librarse: prácticamente en todas las familias las criaturas "pasan" (o creemos que pasan) por una etapa más o menos larga de celos. Aunque hay mucho que decir al respecto, intentando ser breves sí podemos tener claro que el ambiente familiar siempre es mejor si logramos evitar:
- Los gritos y las descalificaciones. - Las atenciones y dedicación excesivas a una de las criaturas. - Hacer comparaciones ("tu hermana sí que es formal"). - Entrometerse en los conflictos tomando partido en ellos (ponerse del lado de una parte). - Comentarios del vecindario, amistades y familiares haciendo comparaciones ("la mayor será muy formal, pero el pequeño es un trasto"). - Un trato irónico, o risa y burla ante conductas inadecuadas. - Que la hermana o el hermano mayor deba asumir en todo momento la responsabilidad del cuidado de hermanas o hermanos menores. - La competitividad ("A ver si acabas antes que tu hermana").

Y nos ayudará, el intentar: - Fomentar la cooperación (en las tareas de la casa, recados, en situaciones de juego ..) - Observar y reflexionar sobre las conductas "celosas" preguntándonos realmente a qué se deben. - Tratar con afecto y atención frecuentes a nuestras criaturas para que perciban que les queremos (además de decírselo). - Favorecer que jueguen juntas (sin darse cuenta lograrán una mayor armonía). - Promover un clima de sosiego y tranquilidad en todos los momentos posibles. - Ayudarles en el difícil arte de gestionar de forma positiva sus emociones: aprender a soportar pequeñas frustraciones, alegrarse cuando las cosas les van bien a otras personas, responder tranquilamente ante situaciones adversas, enseñarle a aceptar sus dificultades... - Respetar el espacio de juego e intimidad de cada criatura.

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