miércoles, 16 de febrero de 2011

¿EDUCAR = DOMESTICAR? (I)






En la televisión cabe de todo. Junto a programas donde el mensaje fundamental es ser el centro de atención de todo el mundo a cualquier precio, podemos encontrar otros que se denominan educativos, pedagógicos, de orientación familiar,... cuyo objetivo parece ser el de ofrecer ayuda a las personas que lo necesiten a través de otras "expertas" en ofrecer esa ayuda. El formato es básicamente: se muestra la "situación problemática", donde la persona que demanda ayuda muestra su desesperación y su incapacidad de gestionar ninguna solución; entra en escena la persona experta que escucha la descripción del "problema" de boca de quien pide ayuda; la persona experta dice lo que está mal y lo que debe hacerse en su lugar; la que pide ayuda pone en práctica lo escuchado en presencia de la persona experta; se corrigen los errores cometidos durante la práctica; por fin, se muestra el gran cambio conseguido y la persona que pidió ayuda expresa en una declaración final lo feliz que se encuentra por el cambio y lo esperanzada que está por sentir que a partir de ese momento su vida va a ser mucho mejor.
"Super Nanny" es el programa estrella entre los de su especie. Lleva años en el modelo español y en algunas cadenas nos lo han mostrado funcionando en otros países. Pero hay más. Entre los más llamativos, porque aparentemente son muy diferentes, están "Hermano Mayor" y otro aparentemente con mayores diferencias: "El encantador de perros". Sí, sí, va de animales.
Los tres cumplen con el protocolo de actuación mostrado anteriormente. En los tres se ofrecen muchas directrices acerca de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. Y en los tres parece que si se siguen al pie de la letra esas directrices, se logra la conducta adecuada, desaparece el problema y las personas aprenden a vivir mejor. ¡Demostrado! ¡Se ve en la televisión! ¡Está comprobado! Muy bien. ¿Se puede añadir algo ante esto? Miles de madres y padres van buscando, a veces desesperadamente, la receta que les saque de ese sinvivir que a veces parece la tarea que les corresponde con sus criaturas. La televisión tiene la receta, y como siempre la ofrece en formato rápido y sencillo. Se acabó el buscar. Así hay que educar.... ¿Así hay que educar?
¿Qué nos parece? ¿Nos parece que esto es educar? ¿Nos parece que es intentar arreglar desperfectos educativos? Las personas que aparecen ¿han recibido antes una educación? ¿Ha sido una educación buena? ¿Ha sido una educación incorrecta? ¿Por qué "tienen ese problema"¿Qué es educar? ¿Qué te parece a ti? Se agradece tu compartir.
En la siguiente entrada continuaremos con esto.


miércoles, 2 de febrero de 2011

CONSCIENTE, ¿DE QUÉ MÁS?



Hemos dado nuestros primeros pasos en la Consciencia. Nos damos cuenta de algunas de las palabras que repetimos de forma automatizada. ¿Hay algo más? ¿Podemos ser Conscientes de algo más? A ver qué nos parece esto: casi todo lo que nos han dicho en nuestro crecimiento -y después también- es mentira. Es decir, todas las ideas que hemos aceptado como verdad, son falsas. Y esto trae como consecuencia que lo que transmitimos a nuestras criaturas -lo que nos han transmitido- es también falso. Eso que llamamos educación, en realidad no es más que "domesticación".
Miguel Ruiz en "Los Cuatro Acuerdos" describe de forma sencilla y clara esta domesticación. Al leer su desarrollo da la impresión que está contando nuestra infancia.
Nos conformamos ahora con un fragmento:

Adiestramos a nuestras criaturas, a quienes tanto queremos, de la misma forma en que adiestramos a cualquier animal doméstico: con un sistema de premios y castigos. Nos decían:"Eres un niño bueno", o:"Eres una niña buena", cuando hacíamos lo que mamá y papá querían que hiciéramos. Cuando no lo hacíamos, éramos "una niña mala" o "un niño malo".Cuando no acatábamos las reglas, nos castigaban; cuando las cumplíamos, nos premiaban. Nos castigaban y nos premiaban muchas veces al día. Pronto empezamos a tener miedo de recibir el castigo y también de no recibir la recompensa, es decir, la atención de madres, padres, hermanas, hermanos, profesorado, amistades,... Con el tiempo desarrollamos la necesidad de captar la atención ( ) para conseguir nuestra recompensa.
Cuando recibíamos el premio nos sentíamos bien, y por ello, continuamos haciendo lo que querían que hiciéramos. Por miedo al castigo y a la no-recompensa, empezamos a fingir que éramos lo que no éramos, con el único fin de complacer ( ), de ser lo bastante buenas y buenos para otras personas. Empezamos a actuar para complacer a mamá y a papá, al profesorado y a la iglesia. Fingimos ser lo que no éramos porque nos daba miedo que nos rechazaran. El miedo al rechazo se convirtió en miedo a no ser lo bastante buena persona. Al final, acabamos siendo alguien que no éramos. Nos convertimos en una copia de las creencias de mamá, las creencias de papá, las creencias de la sociedad y las creencias de la religión.
En el proceso de domesticación, perdimos todas nuestras tendencias naturales.

En este breve fragmento, ¿hemos visto algo de la historia de nuestra infancia? ¿lo reproducimos también con nuestras criaturas?