viernes, 16 de enero de 2009
FAMILIA:ESCENARIO Y REFUGIO (IV)
Es un buen escenario de aprendizaje ese que da SEGURIDAD, que enseña a RAZONAR, que lo hace con SERENIDAD y dentro de un clima de RESPETO en el que ayuda mucho tener una disposición a la PREVISIÓN.
Clima donde la familia ESTIMULA las capacidades de todas las personas que la componen, pero especialmente de las que están en sus primeros años. Porque es en estos primeros años donde se da el aprendizaje más importante. El JUEGO es la actividad por excelencia de la infancia. Pero jugar no es algo que se haga sin más. Jugar es entrenarse. De forma divertida (aunque a veces ni eso nos permiten), pero entrenarse. Mediante el juego podemos aprender muchas de las habilidades que utilizaremos en el resto de nuestra vida. Merece la pena pues invertir un esfuerzo que pronto supondrá ganancias excepcionales. Porque no es lo mismo dejar a nuestra criatura jugando sola siempre que formar parte de sus actividades. Si bien es cierto que en los primeros momentos niñas y niños pueden pasar largos ratos codo con codo (en el sentido más físico de la expresión) pero sin hacerse ni caso, no es menos cierto que la presencia de la madre o el padre o cualquier figura de gran relevancia para la criatura, es recibida con entusiamo también a la hora de jugar. Y es en esos momentos cuando especialmente todo nuestro comportamiento se grabará con mayor fuerza en sus mentes. Si actuamos con generosidad, si aceptamos otras reglas, si tenemos paciencia, si no nos enfadamos, si nos alegramos,... nuestras criaturas irán grabándolo todo y tenderán a repetir esos comportamientos en las demás facetas de la vida. Si por contra no pasamos una, criticamos todo lo que se hace, actuamos de forma competitiva, tenemos prisa, mostramos nerviosismo,... por más que luego les repitamos cuando estén con sus amiguitas y amiguitos "que no hay que enfadarse", "que hay que dejar los juguetes",... tenderán a repetir el comportamiento aprendido ("si mi papá y mi mamá se portan así será porque hay que portarse así"). Es una lógica contundente que debemos tener en cuenta.
Una observación. Estimular a nuestras criaturas significa aprovechar cualquier ocasión para ayudarles a desarrollar todas sus capacidades desde el primer momento. Significa que no debemos ver en ellas objetos de adorno que no molesten y a los que no es preciso hacerles caso. Lo de pensar que cuando cumpla los seis años ya empezaré a enseñarle cosas tiene muy poco que ver con esto. Dejarlos pasar es no aprovechar unos años sumamente productivos. Pero ¡ojo! tampoco significa confundirlo con el aprendizaje prematuro, con las prisas por adelantarse en su proceso natural. Estimular no es hacer que mi niña sea la más lista de la escuela y la que más instrumentos toca con cinco años. O tener al niño de ocho meses todos los días un cuarto de hora "de pie",pegado a la pared (oprimiéndole el pecho con la mano con la idea de lograr una postura erguida) para que las piernas se le vayan preparando. O martirizarlo con la bicicleta porque tiene que aprender sobre dos ruedas cuanto antes.
Hay cosas que tienen que ver con el proceso de maduración, que para cada persona es único. No respetarlo supone en ocasiones resultados contrarios a los que con nuestra intervención deseábamos lograr.
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