Con el deseo de que sea el último año que tengamos que hacerlo...
Por eso, al igual que otros hombres que apoyan el manifiesto de Gizonduz,
me comprometo a:
-compartir las justas reivindicaciones de las mujeres contra el sexismo y apoyar su lucha contra todo tipo de discriminación sexista; manifestar mi frontal rechazo a la violencia machista en todo momento y en todo lugar.
-replantear los valores y comportamientos cotidianos que sostienen esta sociedad desigual y acompañar a otros hombres en este camino de cambios personales y sociales.
-valorar mi propio cuidado y el de las demás personas, en lugar de fomentar actitudes de riesgo que van en contra de la salud y de la seguridad personal.
-asumir de forma igualitaria el trabajo doméstico y de cuidado de otras personas como parte de mi responsabilidad y de mi crecimiento como persona, haciendo uso, para ello, de los permisos, excedencias y reducciones de jornada.
-avanzar hacia la sexualidad diversa, sin mitos, sin comparaciones ni imposiciones, desde el disfrute y el placer compartido; oponerme a toda conducta que atente contra el libre ejercicio de la sexualidad, incluida la libertad de opción y orientación sexual.
-intentar construir mi identidad personal libremente, al margen de roles y estereotipos, así como desarrollar de forma plena mi vida emocional y afectiva.
-desterrrar el uso y la legitimación de la violencia como forma de solucionar los problemas y buscar formas pacíficas y dialogadas de abordar y resolver las situaciones conflictivas que me encuentre.
Mi compromiso, como el de otros hombres vascos es una apuesta por la igualdad. La queremos y necesitamos para construir una sociedad integrada por personas más libres, más autónomas, más justas y más felices.
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