miércoles, 31 de diciembre de 2008

FAMILIA: ESCENARIO Y REFUGIO (II)


En la entrada anterior veíamos que la familia puede ser un escenario adecuado donde desarrollar todas nuestras capacidades.
Para ello es necesario que la familia ofrezca SEGURIDAD.

En ese escenario de seguridad las posibilidades en la infancia son ilimitadas: niñas y niños pueden utilizar toda su energía sólamente en aprender y no en intentar entender los mensajes incongruentes que reciben de las personas "adultas":

-"¡¡¡He dicho que no chilléis!!!"(les decimos gritando)
-"¡No se pega!" (les decimos mientras les pegamos)
...

En ese aprendizaje ayuda mucho - y este es otro punto clave- enseñar a RAZONAR. Ayudar a aprender "razonando", no mandando a la criatura de dos, o tres, o cuatro,... años a su cuarto o a un rincón a pensar en lo que ha hecho (para ella sólo es un castigo "raro"); mostrar que lo que se dice tiene sentido, ofrecer opciones ("¿qué te parece si...?"), en un clima afectivo donde sienta que se le acepta, que se puede fiar (sinceridad)y que puede hacer, o intentar, sin miedo a que le reprochen cuando no le salga bien.

Aprendizaje en un clima de SERENIDAD:
- cuando llegan las "rabietas" (forma de afirmar el yo),no perdiendo la calma y enseñando con el ejemplo a superar esos momentos
- cuando se producen las interminables preguntas (forma de adquirir conocimientos), intentando responder lo que sabemos e indicando los caminos posibles para obtener más respuestas
- cuando comienzan las autoexploraciones de todo el cuerpo, incluidos genitales (forma de conocer mejor la propia identidad), tomándolo de forma natural, sin crear fantasmas de moralidad mal entendida
- cuando aparecen las mentiras, sabiendo que el mejor antídoto es que nuestra criatura se sienta aceptada y que no necesita mentir para sentirse importante y atendida
- cuando comienza a atender más a la cuadrilla, no sintiéndola como contrincante que nos quita prestigio y poder, sino como complemento estimulante y necesario en el proceso de desarrollo personal de cada persona. De hecho, si en la familia conseguimos que esa persona, esa niña, ese niño, se sienta aceptada, resultará más fácil el proceso de aceptación e integración en el grupo de amistades.

Aprendizaje en un clima de RESPETO:
La persona que se siente respetada, vive más relajada. Una persona relajada aprende con más facilidad. Y por supuesto, aprende a respetar. Así, con la experiencia. Con el ejemplo que otras personas le ofrecen. Sin tener que oir ni una sola vez "tienes que respetar a la gente". Respetará porque le parecerá natural, porque es la forma de vida que ha conocido desde que comenzó a existir (así como una criatura que sólo ha conocido la violencia en su vida podrá pensar que eso es lo normal).

CONTINUARÁ...

martes, 23 de diciembre de 2008

FAMILIA: ESCENARIO Y REFUGIO (I)

Los primeros años son clave en el aprendizaje de las personas. Según gente que se dedica a investigarlo, hasta los seis años (aproximadamente) el desarrollo de la capacidad neuronal no tiene límites. Quiere esto decir, que hasta esa edad podríamos aprender cualquier cosa que se nos permitiera aprender. Según estas mismas fuentes, después de los diez años, las posibilidades de conexiones son casi nulas. Esto supone que se pueden aprender nuevas habilidades pero utilizando las conexiones neuronales ya establecidas. Vamos, que si es esos primeros años no se han adquirido ciertos sistemas de aprender, después nos resultará mucho más costoso.

Aunque parezca complicado todo eso de los sistemas de aprendizaje, tratándolo con más calma podremos llegar a entenderlo mejor. Otro día volveremos a ello pues tiene mucho que ver con numerosas "dificultades de aprendizaje" escolares que tantos desasosiegos traen a las familias y que se pueden mejorar teniéndolo en cuenta.

Ahora dejaremos el escenario escolar (teóricamente posterior, aunque hoy en día en algunos lugares y circunstancias, ya, paralelo) y nos centraremos en el familiar.
Madres y padres influyen enormemente en la formación del carácter de las criaturas. Y la forma más directa de influencia es el ejemplo. Dependerá de ese ejemplo la tendencia a ver natural ciertos estilos de vida:
Si da sentido de solidez, la posibilidad de que niñas y niños adquieran seguridad, confianza, autovaloración y optimismo aumentará. Si existe ambiente competitivo, considerarán natural tener que ser "más fuerte" que nadie para triunfar. Si viven en un mundo de roles machistas, de distribución de "papeles" en la familia con personas superiores y personas inferiores, no resultaría extraño que les pareciera correcto un mundo con todo tipo de desigualdades... Somos conscientes de que nadie ofrece lo que no tiene. Y por eso, antes que nada, nos toca a madres y padres (y a toda persona que se siente protagonista de este gran proyecto que es la educación) analizar no nuestros valores e ideales, sino nuestra forma de actuar en el día a día. A partir de ahí, puliendo y equilibrando (en lo posible) comportamientos incongruentes (entre cómo debo ser y cómo soy), es como vamos logrando el escenario donde niñas y niños desarrollen todas sus capacidades.

Ese escenario está formado por una familia que da SEGURIDAD, que ni tiene miedo a coger a una criatura en brazos, o a ofrecerle atención cuando llora desconsoladamente, ni se esfuerza en transmitirle los propios (a que se caiga, a los perros,...), o en crearle nuevos, asustándole con "ogros, brujas, cocos,..." o más terrible aún: "¡pues ya no te quiero!



-CONTINUARÁ...-

viernes, 19 de diciembre de 2008

VACACIONES: ¿¡QUÉ HORROR!? O ¿¡QUÉ GRAN OPORTUNIDAD!?


Ya están aquí las vacaciones de Navidad. Para algunas personas tan temidas y para otras tan deseadas (y para otras ni fú ni fá).
En cuanto a relaciones familiares se refiere, sucede algo parecido: hay quien teme el momento en el que las escuelas cierren sus puertas y le obliguen a aguantar durante dos semanas eternas a sus criaturas correteando y molestando por toda la casa y quien se alegra de poder disfrutar con tranquilidad, sin las prisas diarias, de una relación más intensa y verdadera junto a hijas e hijos a quienes normalmente apenas podemos hacer caso.
Las vacaciones pueden ser un momento donde nos encontremos con todos nuestros miedos, pero también una oportunidad para hacer un alto y plantearnos ciertas cuestiones sobre nuestra forma de actuar. Si la relación familiar se vive como un combate diario, seguramente nos horrorizará pensar que durante un largo período se va a intensificar todavía más. Si ya estamos en un proceso de cambio, en un compromiso de proyecto educativo afrontado con ilusión, podemos ver las vacaciones como una ocasión en la que practicar con serenidad lo que vamos aprendiendo. Porque muchas veces las prisas desvirtúan nuestras buenas intenciones.
Desde esa perspectiva la familia puede mostrar dos de sus facetas fundamentales: ser escenario y a la vez ser refugio.
ESCENARIO de los aprendizajes más importantes que la persona debe adquirir para desenvolverse con plenitud en su proceso a lo largo de toda su vida.
REFUGIO donde poder encontrar la tranquilidad y la seguridad necesaria mientras se adquieren todas las competencias que nos capacitarán más adelante para enfrentarnos a cualquier situación, porque en esos primeros años hemos cimentado nuestra preparación sobre una base de confianza y no sobre movedizos y temblorosos pilares de miedo.

Ayudar a desarrollar todas las capacidades (en principio ilimitadas) de cada persona en un ambiente de confianza y seguridad requiere tiempo. Hace años se extendió como la pólvora el eslogan "es más importante la calidad que la cantidad". Todo el mundo se aferró a la idea como a un clavo ardiendo. No porque nadie hubiera demostrado empíricamente que era así. En el fondo la gente lo aceptaba como se acepta una pastilla recetada para calmar algo que en nuestro interior nos crea desasosiego. Resignadamente, en muchos casos se tenían percepciones del estilo: "sentimos en el alma no poder ver a nuestras criaturas en todo el día porque trabajamos de sol a sol, pero si dicen que con estar diez intensos minutos junto a ellas es como si estuviéramos doce horas relajadas, habrá que pensar que es verdad y conformarse". Claro que esto ayudó a mantener la idea de que los hombres podían seguir con su estatus de buen padre sin aparecer por casa en todo el día. "Dice la psicóloga que si lo último que ven las gemelas antes de dormirse es a su padre arropándolas, eso vale por todas las horas que no ha estado junto a ellas".
Nuestra experiencia (empírica) nos dice que no se trata de elegir entre calidad o cantidad. Que poniéndonos a elegir, elegimos calidad y cantidad , sabiendo que a partir de ahí nuestra perspectiva cambiará:
-"¿ y si no tienes tiempo?" Si creo que realmente es importante el tiempo que se pasa junto a hijas e hijos, no aceptaré tranquilamente la otra opción: "bueno, me queda la calidad". En su lugar observaré si puedo hacer algo para que esa cantidad que en principio parece reducida, pueda ir estirándose. Y los resultados suelen ser sorprendentes.
Uno de ellos es ver las vacaciones no como una penitencia, sino como un regalo. Un período de tiempo donde palabras como seguridad, serenidad, respeto, razonar, estimular, aprendizaje, aceptación, autoestima, pueden cobrar especial protagonismo. ¿Cómo? Lo trataremos en la próxima entrada.

Felices vacaciones (a quien las tenga).

jueves, 4 de diciembre de 2008

DÍA DE LA EDUCACIÓN... ¿TODOS LOS DÍAS DEL AÑO?




-Papá ¿Cuánto ganas por hora?

El padre dirigió un gesto muy severo a la niña y repuso:

-No me molestes, que estoy cansado.


-Pero ... papá –insistía- dime, por favor,
¿Cuánto ganas por hora?

La reacción del padre fue menos severa. Sólo contestó:

-Doce euros por hora.


-Papá ¿Me podrías prestar cuatro euros?

El padre montó en cólera y le dijo:

-Vete a dormir y no me molestes.


Había caído la noche.

El padre había meditado lo sucedido y se sentía culpable
y, queriendo descargar su conciencia dolida, se asomó
al cuarto de su hija.

En voz baja preguntó a la pequeña:

- ¿ Duermes hija mía ?

- Dime papá.... (contestó entre sueños).

- Aquí tienes el dinero que me pediste -respondió el padre.


La pequeña le dio las gracias y metiendo su manita
bajo la almohada sacó unas monedas.

-Ahora ya completé el dinero.... tengo doce euros.
¿ Me podrías vender una hora de tu tiempo? ...