martes, 21 de diciembre de 2010
¿"ASÍ DEBERÍA SER EL AMOR VERDADERO"?
viernes, 19 de noviembre de 2010
¿Y EL AMOR?
miércoles, 4 de agosto de 2010
MATERNIDAD Y PATERNIDAD: ¿PAPEL O FUNCIÓN?
Releyendo la entrada del papel de madre y padre he recordado lo que escribió Eckhart Tolle al respecto. Con algunas adaptaciones que me permito respecto al uso no sexista del lenguaje, más o menos viene a decir:
"Muchas personas representan papeles cuando hablan con niñas y niños. Utilizan palabras y sonidos tontos. Les hablan con aires de superioridad, desde arriba. No les tratan como a iguales. El hecho de que por, el momento, sepas más o seas más grande no significa que no sean tus iguales. La mayoría de las personas, en algún momento de su vida, se encuentra con que es madre o padre, uno de los papeles más universales. La cuestión más importante es: ¿eres capaz de cumplir la función de madre o padre y cumplirla bien, sin identificarte con esa función, es decir, sin que se convierta en un papel? Parte de la función necesaria de madres y padres es atender las necesidades de las criaturas, evitando que se metan en peligros y,a veces , diciéndoles lo que tienen o no tienen que hacer. Pero cuando ser madre o padre se convierte en una identidad, cuando tu sentido del yo se basa totalmente o en gran medida en ello, la función se sobreactúa, se vuelve exagerada y se apodera de ti. Dar a las criaturas más de lo que necesitan, excediéndonos, se convierte en malcriarlas. Evitar que corran peligros (absolutamente ningún peligro) se convierte en una sobreprotección que resulta perjudicial para su necesidad de explorar el mundo y probar las cosas por ellas mismas. Decirles lo que deben o no deben hacer se convierte en control absoluto, en opresión."
Una función es un servicio que hacemos a otras personas. Identificarnos con un papel es creer que somos eso.
¿Realizamos bien nuestra función de ayudar en el proceso de crecimiento de nuestras criaturas? ¿O cumplimos un papel, nos lo creemos y no podemos abandonarlo nunca?
Hace años desde la psicología, alguien puso de moda- y algunas personas lo adoptaron como argumento para mantener ciertas formas de actuar- la idea de que madres y padres no deben tener relaciones de amistad con sus hijas e hijos:
-"Yo no soy su amiga/o", se oye de vez en cuando. Para a continuación poder defender su "derecho" en nombre de su "papel" de madre o padre a ejercer la autoridad sin tener en cuenta lo que sientan o piensen esas personas de menos años.
¿Nos identificamos con ese papel?
domingo, 4 de julio de 2010
IMPARCIALIDAD
viernes, 2 de julio de 2010
AGRADEZCO UNA VEZ MÁS... Y ME GUSTA
jueves, 17 de junio de 2010
SIGO CON PROBLEMAS TÉCNICOS
miércoles, 9 de junio de 2010
¿"Papel" de madre o de padre?
Como tantos "papeles" o roles que se nos van imponiendo desde nuestra más tierna edad, la sociedad (¿qué es eso?) nos impone otro: el de ser madre, el de ser padre. Eso supone "ser algo" para lo que no se nos ha preparado con una carrera o master o cursos especializados. Y aun así, tenemos que "ser madres" o "ser padres". Pero como sentimos que no podemos cumplir bien con esa "profesión" para la que no se nos ha cualificado, nos sentimos mal, se nos crean sentimientos de culpabilidad.
No se nos permite SER, sin más, y poder convivir con otras personas (nuestras hijas y nuestros hijos) a quienes podamos permitir SER, sin obligarles a adquirir otra profesión: la de hija o hijo.
Esta situación neurótica -no poder SER y hacer como si fuera- nos lleva a obligar a nuestras criaturas a que aprendan comportamientos tan neuróticos como:
-Comer cuando no tienen hambre ("¡En casa siempre se come a las 12!") y no comer cuando tienen hambre ("¡No comas ahora que si no luego no comerás!");
-Dormir cuando no tienen sueño ("¡A las nueve a la cama!") y no dormir cuando tienen sueño ("¡A levantarse, que son las 7 y hay que prepararse para ir al cole!");
-Perdonarnos y querernos cada vez que les gritamos, pegamos, utilizamos como objetos de nuestra propiedad ("Ay, cariño perdona, con tanto estrés pierdo el control y al final la pago contigo") y no sentir la misma comprensión y afecto por nuestra parte cuando su comportamiento no es el que nos gusta ( y no escribo "cuando su comportamiento no es el correcto").
La lista puede ser extensa; cada cual puede hacer la suya. Ser conscientes es el primer paso antes de aprender. Porque sí podemos aprender. Pero teniendo en cuenta que entre quienes "enseñan" hay también mucha variedad, mucha interpretación.
Entonces, ¿cómo acertar? ¿A quién hacer caso? ¿A quien dice que tengamos a nuestra criatura llorando toda la noche para que aprenda a dormir (¡!) o a quien dice que le atendamos o incluso que podemos tenerla en nuestra cama?
En las ocasiones en las que se plantean dudas, algunas personas nos hemos guiado por una pista: ¿mi comportamiento está enraizado en el amor? ¿no hay rencor en mi acción? ¿no es una "reacción? ¿mi hija o mi hijo no me ven como a una persona enemiga, como a una sargenta, como a un sargento? ¿puedo seguir diciéndole en ese momento que le quiero? ¿puedo pensarlo?...
Cuestionarse todo esto es ser consciente. Y ser consciente es descubrir que existe otro modo de vivir la experiencia de acompañar en su proceso de SER a hijas e hijos que sólo desean la oportunidad de mostrarnos su amor constantemente... si se lo permitimos.
Thony de Mello en ´"La oración de la rana" nos regala esto:
Dice el poeta Kabir:
¿De qué le sirve a la persona sabia abstraerse en el estudio detallado de palabras sobre esto y lo de más allá, si su pecho no está empapado de amor?
¿De qué le sirve a la persona asceta vestirse con vistosos ropajes, si en su interior no hay colorido?
¿De qué te sirve limpiar tu comportamiento ético hasta sacarle brillo, si no hay música dentro de ti?
.......¿De qué nos sirve ser "madres perfectas", "padres perfectos", si nuestro pecho no está empapado de amor,no hay colorido ni música en nuestro interior?
martes, 8 de junio de 2010
AGRADECIMIENTO
viernes, 4 de junio de 2010
¡¡¡PROBLEMAS TÉCNICOS!!!
Es curioso. Si antes menciono el hecho de la imposibilidad de transmitir con palabras la verdad....
Un abrazo muy fuerte y hasta que nos podamos seguir conectando "mediante palabras" (espero que pronto).
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lunes, 31 de mayo de 2010
¡¡¡DECÍAMOS AYER...!!!
Así, como si nada hubiera pasado. Recapituló y siguió hablando.
La última entrada de este blog fue hace un año y casi tres meses. Como una condena. Condenado a no escribir. No porque no pasaran cosas, sino porque lo pasado no puede expresarse. No al menos con palabras. Podría parecer trágico (a mí a estas alturas me parece cómico) tras haber ejercido como profesor de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la universidad, el hecho de reconocer que el lenguaje es un instrumento limitado; que nunca podrá expresar lo que realmente queremos transmitir. De ahí la cantidad de situaciones problemáticas que se generan sólo "porque no nos entendemos".
Dice Miguel Ruiz, el autor de Los Cuatro Acuerdos, que para conocer la verdad tenemos que experimentarla, pero que no es posible expresar la verdad con palabras. Según él, y yo al final he tenido que estar de acuerdo en esto, tan pronto como empezamos a hablar sobre la verdad, tan pronto como la expresamos con palabras, deja de ser verdad. La verdad solo podemos experimentarla, sentirla. Si intentamos elaborarla con palabras, sólo conseguimos una historia, que sólo es verdadera para quien la crea. Y cada persona crea su historia.
Experimentar la verdad te deja sin palabras. Curioso, ¿no? En nuestra sociedad parece que eso carece de sentido. Quien cree estar en posesión de la verdad, se empeña en defenderla... sin parar de hablar. Si nos fijamos en la clase política... en las tertulias de radio y televisión... en nuestras conversaciones... en los sermones a nuestras criaturas... No podemos estar en silencio. Tenemos que proclamar la verdad... nuestra verdad.
A comienzos del segundo cuatrimestre de este curso, se me propuso utilizar unas horas de clase de la asignatura de Didáctica de la Lengua en la Escuela de Magisterio de Bilbo para tratar el tema de la igualdad de género.Yo planteé hacerlo en formato taller, en vez de charlas de una persona "experta". Se llevó a cabo y por los comentarios que el alumnado escribió posteriormente, fue un rotundo éxito. ¿El secreto? La participación de todo el mundo. La dinámica de trabajo en grupos donde cada cuál pudiera exponer sus vivencias, opiniones,...
Mi parte consistió en organizar, dar alguna que otra pista y sobre todo ESCUCHAR. Difícilmente habría logrado con varias horas de "monólogo especializado" la mitad de lo que entre todos los grupos analizaron y dejaron escrito en grandes papeles pegados a la pared.
Alguien dijo que no hay personas educadoras, sino personas que cuentan lo que han puesto en práctica intentando educar a otras personas.
¿Qué hacemos con la psicopedagogía? ¿Qué hacemos con los "papeles" de madre y padre? Eso se pregunta diariamente mucha gente (en la siguiente entrada lo comentaremos). ¿Cómo puedo acertar?
Sólo podemos contar nuestra historia. Y esa historia es verdad para cada cual. Si aceptamos que hijas e hijos puedan contar su historia, posiblemente hablaremos menos, sentiremos más... y habrá más paz en nuestras vidas... esa al menos es la historia que yo puedo contar.